La luz del día (o de la noche... pues ha amanecido a las 4:30) ha traído nuevas perspectivas.
En primer lugar nos hemos despertado con la noticia de que finalmente no sería hasta mañana cuando podríamos hacer el check-in en el Jamboree y en segundo lugar hemos visto que nuestra pradera granjera está apenas a dos kilómetros del recinto del eevento.
Sea como sea es una alegría saber que antes o después llegaremos al Jamboree y esperamos que tenga mejores servicios que ahora, pues nuestro único punto de agua es una manguera de la que mana el liquido elemento con otros tantos componentes de la tabla periódica (gases nobles incluidos). Menos mal que Antonio -el scouters del grupo de MSC- es medico y ha podido aclararnos que no pasa nada y que simplemente tendremos diarrea durante un par de días... Como si eso no fuera nada...
La hora del desayuno ha sido el pistoletazo de salida a un periplo excitante.
Obviando el hecho de que se me olvidó decirle a los chavales que también debían incluir desayuno para hoy en su mochila, hemos organizado una avanzadilla que debía conseguir comida, cena para hoy y desayuno para mañana. Dicha avanzadilla, compuesta por Dr. Antonio, Juan feo y el que suscribe -Javi-, hemos salido rumbo al Jamboree con dos objetivos:
1. Conseguir el permiso para entrar al Jamboree lo antes posible.
2. Informarnos de como conseguir comida para los restantes 45 personas del grupo.
Un ameno paseo mañanero por el arcén de una carretera secundaria nos ha llevado hasta la puerta de un aeródromo militar, ahora ocupado por multitud de autobuses y converido en el punto de check-in de los 45000 scouts que en los próximos días llegaran hasta aquí.
La primera intrusión madrileño-valenciana ha conseguido dos cosas:
1. Saber que hoy solo podían inscribirse los grupos suecos (nada como tener mano de obra barata para dar los últimos toques al recinto). Y como hecha la ley, hecha la trampa, a las 00:01:01 del 27 de julio es valida la entrada y allí estaremos los primeros.
2. Que el mejor sitio para comprar comida era Kristianstad y el único modo de llegar era parando unomde los buses que continuamente van a recoger a gente desde la ciudad hasta el Jamboree.
Como teníamos poco tiempo y menos ganas de hablar inglés, hemos decidido que la mejor manera de parar un bus era tumbarnos en la carretera del parking. Menos mal que esta gente parece razonable y nos han preguntado qué queríamos antes de pasarnos las ruedas por encima... Cuando nos hemos querido dar cuenta estábamos montados en un autobus y atravesando el por primera vez el Jamboree y viendo las instalaciones.
A primera vista hemos podido comprobar que la extensión es inabarcable. Las interminables praderas suecas son atravesadas de vez en cuando por arboledas inmensas. Cada subcampo tiene en medio un gran árbol figurado que representa el nombre del mismo y salpicado por aquí y allá los baños y carpas nacionales completan el paisaje. Tan grande es esto que incluso el magnánimo escenario para los actos centrales y la explanada que se extiende delante parecen ridículos en el conjunto del entorno.
Quince minutos en bus hasta salir del Jamboree nos ha dejado tan buen sabor de boca que cuando nos hemos querido dar cuenta estábamos llegando a Kristianstad. Allí nos han dejado y sin quererlo hemos entrado al paraíso del desarrollo ciudadano, a la panacea de la conciencia social y el "Sanctasanctórum" del avance del bienestar: un supermercado sueco!!!!.
El proceso de compra de la comida se ha convertido en un autentico descubrimiento de lo que hay o mejor dicho de lo que no hay aquí: salsas con sabor a bacon, hamburguesa de queso, ensaladas que en España ni sospechamos, cajas de ensaladas de diferentes verduras ya cortadas para poderlas coger y hacerte tu propia ensalada, un selfservice de patatas de cuatro tipos, sales de miles de sabores, un armario interminable con casi cuarenta tipos de panes, paquetes de un kilo de albóndigas desecadas que los suecos comen con una especie de salsa cesar (y que además ha sido nuestra comida hoy), fiambres de infinidad de tipos, salsas de sandwich de miles de sabores y lo mejor de todo, una especie de mesa al final de la cinta de caja para poder apoyar la bolsa de la compra y llenados de manera organizada y racional. He estado a punto de quedarme allí a vivir!!!
Pero antes de poder acceder al templo del placer el destino ha puesto en nuestro en nuestro camino una ultima dificultad: no teníamos monedas suecas con las que poder pillar el carrito de la compra!! No contaban estos suecos con la astucia y picardía ibera y probando con monedas de euro hemos podido sacar el carro por diez céntimos.
Con la compra en bolsas racionales y salivando como el perro de Pavlov nos hemos puesto rumbo de nuevo al campamento. De nuevo teníamos que parar un bus con dirección al Jamboree.
En esta ocasión la tarea no ha sido difícil y nada más llegar a la parada nos ha recogido un bus cargado de scouts suecos que nos han recibido con los brazos abiertos y con muchas ganas de preguntarnos un tema de rabiosa actualidad: "Cuál es la diferencia de la crisis española con la crisis Portuguesa y Griega". No sabemos si les habremos convencido con nuestra disertación, pero contarselo en inglés ha sido toda una demostración de dominio del idioma.
Cuando hemos reaparecido en el campamento, nos han ayudado a cargar las bolsas no por espíritu scout, si no porque teníamos más hambre que el perro de Don Quijote. Una mañana plega de juegos scout para los chavales y algunas scouters y de rogar, pedir, ingeniar, comprar... para nosotros tres ha sido una muy buena justificación para la opípara pitanza que nos hemos metido entre pecho y espalda.
La tarde ha transcurrido entre un rato de sesteo, otro largo rato de juegos de scouts valencianos (en concreto una torre humana de cuatro pisos que ha hecho temblar al asegurador de ASDE) y el desmontaje del campamento -mochilas y tiendas-, pues las ansiadas 00:01:01 estaban cerca y teníamos que estar preparados.
La cena ha sido veloz por el ansia de ponernos en camino al check-in y a las diez y media de la noche estábamos camino de la verdadera aventura. Han sido apenas dos kilómetros de distancia, pero más de un conductor despistado se ha quedado atónito al ver cincuenta mochilas con piernas caminando por el arcén de la carretera rumbo al Jamboree.
Ya estamos en la puerta y, como se dice vulgarmente, el culo nos huele a Jamboree. Solo quedan quince minutos para poder entrar oficialmente. En cuanto tengamos nuestra "identity card" en el cuello podremos ir a nuestra zona de acampada y... Lo de después es otra historia, de momento esta es nuestra aventura, lo demás o ruido o silencio.
Realmente gráfico todo lo que cuentas, te aseguro que nos estamos haciendo una idea bastante real de la situación ..........
ResponderEliminarY yo me pregunto, ¿tirarse a las ruedas de los autobuses, era realmente necesario?
A disfrutar.
Besos para todos,
Jorge tqm.
Aquí estamos todos pendientes del macuto de Paula. Se ha puesto la maquinaria en marcha para poder recuperarlo.
ResponderEliminarJavi, guardad todos los tickets de lo que tengáis que comprar para suplirlo.
Doy por hecho que habéis hecho la reclamación al llegar a cph.
Supongo que los scouts habrán repartido sus insignias y pañoletas con Paula.
Seguimos pendientes del blog.
Nieves