"Todo lo grande que ha pasado en el mundo tuvo lugar solo en la imaginación de un hombre"
Atrid Lindgren, una escritora sueca
No cabe duda que lo peor de este viaje ha sido la gestión del clima. No habíamos acabado de secarnos por el carácter hedonista y egocentrismo de Chá cuando la mañana de hoy nos despertó un calor repentino que solo podía provenir de un incendio descomunal que llegaba a las tiendas a un ritmo imparable. Espantados y apresurados por el instinto de supervivencia salimos prestos a salvar los regalos que habíamos comprado, el móvil y las bolsas de la compra (material muy preciado en el Jamboree). Los chavales debían esperar su salvación a que pusiéramos a buen recaudo estas tres cosas. Pero la sorpresa fue mayúscula cuando al salir no había incendio, ni gente corriendo en círculos ni siquiera manadas de vikingos quemando las cabañas. Lo único que provocaba ese terrible calor era un enorme y radiante sol en un limpio cielo azul.
Decidimos investigar si en el resto de campos la temperatura era similar o este calor era otro recurso más de la organización para demostrar que nuestro campo se llamaba Summer. El resultado fue el mismo: un calor la mar de interesante aunque suavizado por una agradable brisa.
Como somos scouts y tenemos una fantástica capacidad de adaptarnos al entorno, nos pusimos pantalón y camiseta de manga corta y la pañoleta del grupo, la pañoleta de España, la pañoleta de participante o scouter del Jamboree y la cinta con las diferentes tarjetas identificativas. El resultado: una autentica bufanda cuyas mayores virtudes eran identificarnos, calentarnos la garganta e impedir que nos resfriáramos...
Desde el cielo Chá nos hizo un corte de manga y nos enseñó la gomaespuma del peluche que habíamos sacrificado para que cortara la lluvia.
Con el calor encima y muchas ganas de sacar el jugo al Jamboree, el contingente madrileño se dirigió a la actividad Earth, en la que durante cinco horas descubrieron de primera mano los mayores problemas medioambientales por los que pasa el planeta y aprendieron soluciones que, a nivel global y particular, podían poner en marcha para remediarlos.
Yo, por mi lado, estuve una hora en la reunión de "unir leaders" del campo Summer, en el que se expuso la programacion del día y se plantearon los problems que había surgido.
La convivencia intercultural tiene muchas ventajas, pero todo tiene sus ritmos. El hecho de que multitud de Scouts de países musulmanes más o menos extremistas compartieran tiempo y espacio con europeas y norteamericanas liberadas y pechugonas estaba teniendo el mismo efecto que si se metiera a una monja de clausura en un local de intercambio de parejas homosexuales. Intentaban asomarse a las duchas (sin ningún éxito), al presentarse les ponían la mano en el hombro... Nada diferente a lo normal en países no musulmanes pero demasiado para ellos.
Anécdotas aparte, la reunión acabo entre risas, pero rápidamente tuve que ir a buscar a una participante que tenía un leve malestar estomacal desde el día anterior. Tardamos tanto en llevarla porque muchas veces los chavales usan esta "técnica del malestar" para librarse de comer o poder tumbarse a dormitar a mediodía. En este caso, ante la reiteración del malestar decidimos llevarla a que la vieran.
En la puerta del centro de salud del campo Summer (hay dos centros de salud en cada campo y un hospital) nos encontramos con una comisión de expertos de la Comunidad de Madrid elaborando un informe que tratara de explicar como era posible conseguir que la sala de espera estuviera vacía y que atendieran a los pacientes nada más llegar de urgencias. Para más inri, en cuanto nos recibieron e hicieron una primera toma de contacto le dieron a la participante un bote para hacerle un análisis de orina completo.
Media hora después teníamos el resultado del análisis, nos habían visto en primera vista, nos había visto la doctora, nos habían hecho la receta, habíamos departido sobre la organización sanitaria sueca y estábamos saliendo por la puerta. Era la una de la tarde y ellos ya habían atendido a treinta y seis personas más.
Buscamos al resto del contingente, que había decidido salirse antes por el calor intenso y las ganas de conocer y disfrutar de otras actividades del Jamboree. El destino era el área de deportes y del parque de atracciones "Tivoli" que habían montado con troncos y cuerdas en la pradera que estaba entre el Arena Event y la puerta de entrada al recinto de pabellones nacionales y las zonas de acampada.
Hablar de parque de atracciones hecho con troncos puede parecer demasiado, pero la visión de una noria, una tiovivo, unos pequeños barcos vikingos, una pista de esquí múltiple sobre hierba, una torre de escalada de paja para subir con piolets y crampones y bajar en tirolina y todo ello hecho de troncos es cuanto menos curiosa.
Estuvimos paseando y montando en varias de ellas y viviendo la experiencia de tener que confiar que la madera pura, sin tratar, tal y como está en la naturaleza es tan resistente como el mejor de los aceros tratados y mucho más divertido que cualquier atracción de feria (a excepción de la feria de San Sebastián de los Reyes que, al igual que el resto de sus fiestas no tienen parangón).
Con la tarde ya avanzada y habiendo disfrutado de un rato de emociones "al límite" nos pasamos a las pistas deportivas anexas al Tivoli. Esta zona delimitaba, junto con el Tivoli, el Arena Event por la parte superior y lindaba con uno de los bosques del Jamboree por el este. La zona de deportes era en realidad una gran pradera en la que se habían colocado varias porterías de fútbol 11, fútbol 7 y hockey, postes y porterías de frisbie-gol, un par de canastas, un campo de cricket y varias pistas de volley. En total varias hectáreas de césped para practicar casi cualquier deporte menos el mejor de todos, el rugby.
Los chicos decidieron hechar un partido con gente de otras nacionalidades. En días anteriores habían conformado una selección española con las mejores joyas futbolísticas patrias, pero un par de humillantes derrotas ante equipos menores les produjo un esguince de orgullo tal que decidieron mezclarse y hacer sendos equipos internacionales. Es muy duro ser adolescente y caer en la cuenta de que no se es ninguno de los jugadores que ganaron el mundial y que la selección turco-chipriota o kazaja puede darte un buen repaso futbolístico.
Por su parte las chicas, Gastón y yo nos enrolamos en un interesante partido de volley contra la selección argentina. Varias de las componentes españolas decidieron ir con el equipo latino, no sabemos si obnubiladas por su rendimiento deportivo o cegadas por la calidad de la carne argentina... Sea como sea el partido terminó con una muy ajustada victoria de Argentina, aunque la presencia de jugadoras iberas en el equipo contrario nos dio cierta cuota de la victoria. Lo mejor del partido fue el comentarista, un servidor, que con chanzas y bromas repartió información actualizada a diestro y siniestro.
Tuvimos que regresar rápidamente a nuestra zona de acampada, pues a las ocho de la tarde habíamos quedado con las chicas de una tropa italiana para invitarlas a cenar. La idea había surgido cuando la organización del Jamboree propuso realizar intercambios de patrullas y tropas para invitarlas a cenar y compartir velada. Cuando planteamos la idea a los chavales, las chicas saltaron rápidamente para proponer un intercambio de las chicas madrileñas con las italianas, yendo ellas a cenar a la campa italiana con los italianos y sus scouters y viniendo a nuestra campa las chicas y su scouter. Los chicos visualizaron la escena y aceptaron sin dudar. Lo que no sabían ellos es que no todas las italianas son como Ornella Mutti, Sofía Loren o Carla Bruni, así que cuando llegaron y vieron que eran chicas normales, altas, bajas, morenas, rubias y castañas sentenciaron que las chicas les habían marcado un gol por toda la escuadra. Por fin descubrieron otra gran realidad de la vida: las chicas siempre van dos pasos por delante de los chicos.
Un fuego de campamento que tardamos mucho en encender y un buen ambiente que encendió a la primera chispa animó un circulo de canciones al que se fueron uniendo estadounidenses, irlandeses, ingleses, suecos, noruegos, chilenos... y en el que cada uno aporto sus mejores canciones de campamento.
Las once de la noche llegaron sin darnos cuenta y con ello la hora de silencio. Costó disolver a la masa y mandarles a las tiendas, que estaban a menos de diez metros, pero en media hora ya habían colocado los aislantes y sacos en medio de nuestra zona y estaban tumbados. Lo de dormidos era otra guerra.
Los scouters aprovechamos para irnos a duchar y otros menesteres. Ya eran las doce y un minuto y por ello mi cumpleaños. Entonces un mensaje de "miseñoraesposa" desde España felicitandome me animó la noche y el descubrimiento de una ducha limpia y con agua caliente que poder regular le puso la guinda.
El saco de dormir me llamaba desde la tienda y al pasar por la zona donde los chavales dormían al raso pude comprobar que otra vez estaban empapados por la densa niebla de la noche, aunque ellos parecían ajenos a tal circunstancia. Hoy habían tenido una gran idea que, como dice Atrid Lindgren, había surgido de las cabezas de (buenos proyectos de) hombre y mujeres.
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